me quedé perplejo y no me dio tiempo
ni a agacharme y ni a responderte
que yo también te quería!
Por eso, herido en la frente y sangrando
cogí la mesa del salón, la del jarrón de rosas
y te la lancé. Pero tú no estabas perpleja
y agachándote la esquivaste.
Y con hablidad de tu pasado de baloncestista
salvaste el jarrón para lanzármelo entero
además de extraerles las flores
y olerlas, cínica, al mismo tiempo.
Pero, en ese momento, ya no estaba perplejo
y salvé el jarrón parándolo
como en mi pasado de portero
y te pude decir: "¡Te quiero!".
Y tú me diste un beso y, mientras me besabas
sin soltar mi lengua de entre tus dientes
pusiste otra vez las rosas en su jarrón, delicadamente
y, ¡me atizaste un jarronazo en la nuca!
Luego, viéndome tan guapo con esas rosas
esparcidas en mi cabeza herida y sangrante
te pusiste más cachonda y me tiraste al suelo
¡cabalgándome como una posesa en celo!
Y al terminar la furia de nuestras pasiones
(encríptadas en archivos ocultos y prohibidos)
apenada, viendo mis heridas, te descabalgaste de mí
y para que me curara, ¡me lanzaste el botiquín!
VII-MMVII CHICLANA (CADIZ) -SPAIN-
1 comentario:
más que poema parece el guión de una tragicomedia.Saludos compañero
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