luego, como tú haces, dibujar el dibujo de mi amada
y, tenerla cerquita, cerquita..., para que no note mi ausencia...
Y, con ese fulgor estrellante a mi lado, la veré más, mi princesa
y, escribiré por fin poemas de amor para ella y, como tú:
para todos los que los necesitamos, que los buscabamos...
...No podré sentir sus besos, suaves, de piel y templados
(como cuando tú besas ese dibujo de estrellas que vi cuando escribías...)
pero podré verla dibujada, no fantasmal, tranquis..., más como una visión.
Una visión a mi lado también, como tu príncipe, aunque sea dibujado
que te calma y te quita el polvo (¡en vez de echártelo!) y, así la veo
mi princesita que me espera, lejos, que no veo y no conozco...
Y me espera y me piensa; me desea y quiere amarme
y yo también la espero y espero, y deseo amarla mientras pienso
y escribo estrellas contigo..., por otro lado, con otra princesa mía...
Que no digo quién es, vale?...
P. S.
Un helicóptero de voz me está susurrando ahora por una oreja:
"¡Claro que no puedes decirlo, no la conoces, listo!"
(Vaya, la he cagado..., siempre me chivo de mí mismo...)
AGOSTO 2010 CADIZ -ESPAÑA-