palabras místicas y humanamente sosas.
Un verdadero tic nervioso y alérgico
a cualquier consejo útil...
Pero, afortunadamente, mi malasuerte
me acompaña a todas partes...
Si no fuera por ella, mis versos
enamorarían a las piedras
que, seguro, se lanzarían a mí.
Transformándose en ninfas aromáticas
de olores y flores, colores...
Y que entrelazan guirnaldas
para adornar cuerpos de fulgurosos semidioses.
Pero ni se lanzan y ni se mueven
ni se inmutan...
Son duras piedras, frías, calladas...
No se enamoran, no son ninfas...
Eso sí, puedo cogerlas y lanzarlas
a las palabras apapagalladas, por ejemplo
o al Cupido copión plagiador del canal
o a la anaconda!
A los pregoneros y perros guardianes
de la Luzoscurina, plumosa.
O, contra mí...
V-MMVI CHICLANA (CADIZ) -SPAIN-
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