Qué desgracia: tu hogar te refugia en la cocina
así en tu casa tus hijos están tranquilos
porque como te atrevas a sentarte
ya estarán encima de ti y, ¡yo paso!
Y no quieres usar mi truco:
hacer ruidos de ollas, sentada en el sofá
y escribiendo los dos al mismo tiempo...
Pero, nada: ¡te pones a cocinar y nos traes platos!
¡Y con el hambre que tenemos, los aceptamos
y, de tantos platos y ollas
se te olvidan las palabras elegantes
para invitarnos a la cocina a fregar los cacharros!
IV-MMVIII CHICLANA (CADIZ) -SPAIN-
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