Sí, hermana, soy pecaminoso y cobarde en la realidad.
¿Qué debo de hacer para purificarme?
Quiero bajarme de la cruz de mi vida
e irme muy lejos, huyendo como un cobarde.
Huyo de la causa de mi desesperación.
De la violencia cotidiana del desamor.
Huyo de mis cadenas oxidadas
por llantos y lágrimas ya agotadas.
¡Huyo del odio!
He intentado afrontar la causa
en la desesperación y la miseria.
Pero perdí la batalla.
Mis armas ya las he dejado oxidar.
Eran la razón, la concordia y la paz.
VII-MMVII CHICLANA (CADIZ) -SPAIN-
A veces nuestras luchas parecen derrotas, y las armas se oxidan en la deseperaciòn, pero despuès de las batallas perdidas, se necesita todo eso que se tiene para huir del odio. Besos
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